Solsticio de invierno,
bajo los efluvios de Saturno,
bebo en la copa
la memoria de todas mis espadas.
Junto al árbol de Navidad del año 2020 y en presencia de mi recientemente obra publicada "Estrella del alba", les deseo felices pascuas y una pregunta para que los acompañe en estos días de reflexión: ¿Cómo hacer para que el Niño Divino nazca en nuestro interior? Cada uno debe descubrir la respuesta en su propio corazón.
En "Estrella del alba" levanto una pequeña punta del velo de mi misterio personal, todavía sigo creando la respuesta a través de la experimentación con la palabra y uno de mis méritos, es el de perseverar en la obra, no solo me refiero al cuerpo integrado por los poemas, sino a la obra de la vida, con sus imprescindibles diálogos del alma que se descubren y se confiesan.
Las saturnales eras las antiguas fiestas romanas en honor a Saturno, el dios de la agricultura, el cristianismo se aprovecha de esa vieja tradición para fabricar su poderoso mito, pero lo más importante es que las dos perspectivas confluyen en una representación que nos invita anualmente a la renovación y al renacimiento. ¿En qué medida debemos morir a ciertas formas de ser, para nacer de nuevo?
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